SEMINARIO V: EDUCACIÓN SOCIAL EN LA CÁRCEL.

Éste quinto y último seminario, tuvo lugar el miércoles 5 de mayo. El tema a tratar, muy interesante como en la mayoría de los seminarios, sin embargo para mí ha sido especialmente interesante ya que actualmente es el colectivo que más me llama la atención, y con el cual voy a intentar hacer mis prácticas.

El tema a tratar fue “El educador social dentro del centro penitenciario de Alhaurín de la Torre, Málaga”, y fue expuesto por una alumna en prácticas, Silvia Siria López. Antes de nada decir que la compañera lo hizo muy bien, ya que no es fácil exponer delante de compañeros, y además pudimos tener un trato más cercano con ella.

Antes de nada nos habló sobre el motivo de su visita, el cual estaba relacionado con la realización de un trabajo, pero también cuestiones personales de superación. Sin embargo, nos dejó claro que no todo fue un camino de rosas, y que se encontró con grandes dificultades.

Silvia consiguió tener una entrevista con el coordinador de trabajo social, el cual le comentó el trabajo burocrático que realizaban, sin embargo poco pudo saber de los educadores sociales y sus funciones.

Posteriormente, nos ofreció datos sobre el número de internos y funcionarios que en dicho centro penitenciario había, y nos habló de algo muy importante para nosotros, que son las competencias tanto del educador social como del trabajador social en las prisiones, así como de los problemas con los que se encontraban, y que me gustaría reflejar aquí tal cual algunos de éstos, ya que considero de gran utilidad:

	TRABAJADOR SOCIAL	EDUCADOR SOCIAL
COMPETENCIAS	- Entrevistas. - Tramitación de gestiones. - Orientación sobre los recursos dentro de prisión. - Trabajo burocrático. - Facilitación de información. - Atención al interno y contacto con la familia	- Entrevistas. - Observación y contacto directo con el interno. - Orientación de itinerarios. - Dinamización. - Clasificación.
PROBLEMAS	- Ratio por interno. - Falta de espacio. - Desconocimiento del interno, que afecta a los cursos que realizan.	- Ratio por educador social. - Falta de motivación de los internos para realizar los cursos. - Inestabilidad de grupos. - Bajo nivel cultural y educativo. - Carencia de medios y espacios. - Reeducación y reinserción función ficticia.

También nos comenta que la función del educador social no necesita una formación específica. Es decir, existen oposiciones específicas para trabajadores sociales, sin embargo, no pasa lo mismo con educadores sociales, siendo cualquier persona que haya superado un nivel igual a bachillerato el que se pueda presentar a dichas oposiciones, ya sea historiador matemático, o cualquier tipo de formación.

Otra crítica realizada está relacionada con la reinserción y reeducación del interno, que se trata de una utopía. En primer lugar, se saca a la persona de su entorno cotidiano y al cual probablemente vuelva tras cumplir la pena. Además no se trabaja con sus familiares, y el seguimiento que tras cumplir la condena se realiza es muy pobre, debido a la carencia de recursos. Es el CIS (Centro de inserción sociolaboral) el que se encarga de la inserción social de aquellos presos que se encuentran en tercer grado.

En cuanto a esto último decir, que actualmente las cárceles tienen una clara función de castigo, y para nada intenta reinsertar a la persona, y trabajar con ellos para impedir que comentan más delito. El cumplimiento de condenas en cárceles, no ayuda a mejorar la conducta de estos cuando finalicen la condena, pues conocido es el alto número de personas que reinciden y vuelven a las cárceles. El objetivo debería ser trabajar con ellos, ofrecerles una nueva formación, educarlos en valores, y hacerlo de la forma más individualizada posible. No obstante, los recursos dificultan esta labor, y también la opinión social, llena de prejuicios antes estas personas, por ello considero que también se ha de trabajar con ellos, intentando que a los presos se les vea, en la medida de lo posible, como personas y no únicamente como delincuentes.

Por otro lado, las cárceles españolas están masificadas innecesariamente desde mi opinión, con gran cantidad de presos que deberían ser atendidos de otra forma. Como es el caso de las personas drogadictas, que deberían ingresar en comunidades terapéuticas y no en cárceles.

Finalmente, decir que, como futuros educadores sociales, debemos luchar por nuestra posición en el mercado, sin embargo también considero que hemos de ser paciente, puesto que se trata de una profesión muy nueva y muy desconocida. Con paciencia e insistencia, creo que en algún momento no muy lejano, el educador social podrá tener el prestigio que realmente se merece, tanto en los centros penitenciarios como en todos los ámbitos donde tenga utilidad su labor.